El duelo termina aquí: con Juan Mario Sánchez Cuervo, escritor colombiano exiliado en Montevideo, primera parte.

Andrés León Miche
7 min readJun 17, 2020

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Cada tanto vuelvo al frugal oficio de vender libros en la calle. A veces como un amuleto que me protege o me define, otras como el simple descampado de una casa ambulante que apenas puede esconder la epidemia del desempleo. Son ferias de sábado, ferias de domingo, periferias del centro, plazas, paseos peatonales, lugares invisibles. Se podría decir que uno vive una especie de romanticismo idiota con este trabajo. Vender libros como un amuleto, vender libros para arruinarse leyendo. Días en que se acerca el verano o el invierno, nos toca la sombra de un árbol o el frío de una plaza, el viento corre entre las hojas y de pronto llega la visita de un amigo. Pero no es fácil plantarse en la calle, no siempre se vende, y nunca falta la policía y la intendencia invitándote a levantar las cosas. El tiempo parece escurrirse afuera de los libros, y uno se esfuma como un fantasma que llora su mesa abreviada de literatura portátil.

De este modo conocí a Juan Mario Sánchez Cuervo, escritor colombiano exiliado en Montevideo hace apenas unos meses. Entre octubre y noviembre Juan Mario se acercó buscando lectura, terminé haciendo demasiadas preguntas. Esta vez con el escenario de la empastillada plaza de los bomberos, donde algunos hombres dormían la siesta o la mañana con remeras de Sartori o del Frente Amplio. Entre el reparto de listas y el vino barato recomendé algunas lecturas que hicieron regresar a Mario.

Lo que sigue a continuación es el testimonio de un presente incierto. Tanto aquí en el sur, como allá al borde del caribe. Un presente que es el eco de una vida atravesada por la violencia (latinoamericano exiliado + violencia, pueden ir cerrando la página los que ya estén hartos del tema), ahora transfigurada en una voz que apuesta por el dialogo y la reconciliación. Por la denuncia y la memoria. Por la escritura y la irreverencia. Con el relato de la final de la copa libertadores de fondo y en vísperas electorales uruguayas, nos encontramos y hablamos de política y literatura como eje central de un mapa lleno de muertos. Pero no de muertos mágicos y macondo, sino de muertos al estilo Fernando Vallejo, con personajes que bien podrían llamarse Juan Mario Sánchez Cuervo.

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No podíamos empezar hablando de otra cosa. Las noticias de los últimos tres días se imponían. El paro general, el movimiento cívico nacional en las calles de Colombia, el toque de queda en Bogotá, el coche bomba que mató tres policías. Le pregunto qué es lo último que sabe, si quiere empezar por allí o si solo prefiere hablar de literatura, le pregunto al mismo tiempo por la UP y por el Proyecto Colombia Humana, disparo varias cosas al mismo tiempo, me interrumpe y ya no se detiene, Mario tiene ganas de hablar:

No voy a evadir el tema político dice. Lo que está pasando en Colombia es coyuntural, y al mismo tiempo es un proceso que comenzó hace varias décadas. Ud. acaba de nombrar a la UP, la Unión Patriótica, un movimiento político de izquierda que fue exterminado. Aquello fue un genocidio, pero yo diría que en los últimos cien años se han sucedido varios genocidios en Colombia. El proceso se viene agudizando desde el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en 1948 (lo que popularmente se conoce como El Bogotazo) que sentaría las bases para el conflicto armado y el posterior crecimiento de la violencia, el comienzo de las FARC y la extrema izquierda. Pero en este momento, lo que está sucediendo ahora, durante el paro cívico nacional, era algo necesario. Lo que estamos viviendo es una crisis que se veía venir, pero en este caso el pueblo está unido. La inmensa mayoría del pueblo rechaza el uribismo. El pueblo sabe que el que manda en Colombia es Uribe, no Iván Duque.

Juan Mario llegó a Montevideo a finales de Julio pasado, apenas conocía la ciudad. Amenazado y hostigado por escribir una serie de notas contra el ex presidente Álvaro Uribe decidió alejarse del país. Novelista, docente, escritor polemista en varios medios reconocidos de Colombia, eligió la otra punta del continente para seguir viviendo o escribiendo. Algo que, en este caso, parecería ser un nudo inseparable.

El gobierno de Iván Duque no ha sido otra cosa que una continuidad de la extrema derecha dice Juan Mario:

La reforma laboral, los ajustes, pretenden profundizar el sistema neoliberal y seguir aumentando la brecha social del pueblo. Políticas antipopulares que afectan el sueldo, se está proponiendo el pago por horas, lo que produciría un salario ya no mínimo sino ínfimo. De este modo es necesario que el pueblo se manifieste, es necesario esto que está pasando en las calles. Sánchez se emociona mirando los videos y las noticias que van llegando. Pronto vamos entrando en la violencia, un espiral que parece no terminar nunca.

Lo cierto es que después del cacerolazo, al final de las marchas hubo desmanes de la autoridad, un vandalismo patrocinado por el mismo gobierno según las versiones que vienen llegando y que desprestigian el despertar del pueblo colombiano. Lo cierto es que los que promovemos estas marchas pacíficas, lo hacemos desde la legalidad, lo hacemos desde la paz.

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El pueblo colombiano tiene un sueño recurrente. Mas bien una pesadilla. En la carrera séptima con calle trece hay un cuerpo tirado en un charco de sangre. La gente que pasa lo limpia, con sus pañuelos, con las corbatas, con las camisas. Ese cuerpo aparece y desaparece. A veces tiene la cara de Jorge Eliecer Gaitán y otras la de Juan Roa Sierra, su asesino.

Escribo esto mientras miro un documental que me sirve para entender algo del largo tejido que aparece en la voz calmada de Mario: Yo estaba en 9 de abril sembrando el terreno por aquella orilla de arriba, Yo estaba en la cocina enfriando la sopa, Yo estaba en una finca moliendo café, Yo estaba cogiendo naranjas, Yo estaba en la estación tal pintando una casa, y así. Nadie que tenga más de sesenta años parece haber olvidado el día que mataron a Jorge Eliecer Gaitán. Mario, que tiene bastante menos menciona este hecho central, sobre el que luego sobreviene mas de medio siglo de violencia. Con un tendal de muertos que bien explica su mirada triste, también es un sobreviviente que exige el perdón y la reconciliación. ¿Pero cómo se pide perdón después de tanto odio, cómo no se piensa en la venganza o en el suicidio? Como si fuese un santo diría en otra entrevista, en lugar de balas, la mano tendida y la palabra. Cristo todavía tiene fieles, pero estos han abandonado el seminario para escribir literatura como un purgante.

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Volvemos al bar. El mozo trae una cerveza y una botella de agua. Ninguno de los dos pide comida. River ataca al Flamengo en Lima. Parece hacer el mismo calor que aquí, el bar está completo. Mario dice que va por River y me pregunta por cual voy yo. Si tuviese quince años le diría lo mismo, pero le pregunto por los acuerdos de paz y por cómo se conforma la derecha colombiana. Mario retoma la conversación:

Hubiese sido magnifico que se hubiese continuado con las políticas de Juan Manuel Santos. El tratado de paz de la Habana inició un camino a seguir que luego el plebiscito y el uribismo con muchas mentiras lograron tirar abajo. Uribe logró desprestigiar el tratado de paz y consiguió polarizar aún más el país. Por otra parte, la derecha colombiana se compone fundamentalmente por una oligarquía que ha lucrado con el miedo y el terror de la extrema izquierda. Aunque hay que reconocer que la extrema izquierda también provocó muchas muertes, masacres, secuestros, extorsiones, que de alguna forma han ayudado a la consolidación de la extrema derecha, de los paramilitares, y que posteriormente Uribe haya llegado al poder.

Mario dice simpatizar con la centro izquierda y detestar cualquiera de los dos extremos. La izquierda moderada, que votó en las últimas elecciones, está conformada por el proyecto Colombia Humana y liderada por el candidato Gustavo Petro. Esta fue desprestigiada con el título de castro chavismo en los últimos años, antes que ganara Iván Duque la última elección presidencial. Por esos años la derecha logró imponer el siguiente discurso, si Petro gana la elección, Colombia se transformará en otra Venezuela. Un discurso que aparece a diario en la prensa de toda Sudamérica.

Interrumpo a Mario para preguntarle por la UP y por el proyecto Colombia Humana como si una fuese el antecedente de la otra.

La UP es otra cuestión dice deteniéndose especialmente, la historia de la UP está considerada un genocidio, un exterminio. Fundada en los años ochenta coincidió con el ascenso de los paramilitares. Murieron más de cinco mil militantes de la unión patriótica. Entre ellos uno de mis hermanos, desaparecido y torturado. Todos aquellos hechos están considerados crímenes de lesa humanidad y fueron denunciados ante la ONU y ante varias cortes internacionales. Las ideas de la UP han quedado vivas de todos modos, muchos de aquellos militantes se han unido al proyecto Colombia Humana que es más moderado pero que tiene grandes posibilidades de llegar a la presidencia, hay un resurgimiento de la izquierda en Colombia y es posible que, entre Claudia López, alcaldesa de Bogotá y Gustavo Petro este el próximo presidente de Colombia.

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